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Lo que Trump 2.0 podría significar para el medio ambiente

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Como presidente, los intentos radicales de Donald Trump por echar atrás las regulaciones a favor del medioambiente a nivel federal a menudo fueron obstaculizados por los tribunales, la falta de experiencia e incluso la resistencia interna de los empleados del gobierno.

No obstante, si vuelve a ocupar la Casa Blanca en noviembre, Trump estaría en una mucho mejor posición para desmantelar las normas medioambientales y climáticas, con la ayuda de jueces más receptivos y aliados conservadores que ya están planeando mecanismos para subyugar las agencias federales a la voluntad del presidente.

“Va a ser más fácil”, comentó Myron Ebell, quien dirigió la transición en la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) después de que Trump ganó en 2016. “Van a tener mejor gente, más comprometida, con mayor experiencia. Podrán moverse más rápido y con más éxito, en mi opinión”.

Durante la campaña electoral, Trump ha prometido derogar la normativa federal diseñada para reducir la contaminación por gases de efecto invernadero que está calentando con rapidez el planeta. Muchos de sus aliados quieren dar un paso más allá. Están elaborando planes para recortar presupuestos, despedir a funcionarios de carrera, incrustar a gente fiel al régimen en puestos clave y reducir la capacidad del gobierno para enfrentar el cambio climático, regular las industrias y restringir los productos químicos peligrosos.

Aunque son extremadamente ambiciosos, esos planes pueden ser más alcanzables en un segundo mandato de Trump. Tal vez el cambio más grande a favor de Trump sea que, en los dos últimos años, la supermayoría conservadora de la Corte Suprema ha frenado de forma significativa la autoridad legal del gobierno para imponerles normas ambientales a los negocios.

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